A 50 años de su elección, la ex reina cruzalteña prepara su viaje a Leones para recordar su coronación con apenas 18 años.
Entre risas y cierta emoción, María Isabel rememora junto la fiesta de 1968. Tras su elección, participó de revistas de fotonovelas pero luego dejó el modelaje para formar familia.
María Isabel Oddo tiene 68 años y vive en Cruz Alta junto a su esposo Pedro. “Quedamos los dos solitos porque mis hijos se fueron a hacer su vida. Tengo una hija y un hijo y cuatro nietos”.
En 1968, durante la duodécima edición de la Fiesta, María Isabel salió electa Reina Nacional del Trigo.
Por entonces, tenía 18 años y había llegado a Leones representando al Departamento Marcos Juárez. “Primero salí electa Reina del Trigo de Cruz Alta y luego fui a Marcos Juárez. Allí, en el club San Martín, fui elegida Reina del Departamento Marcos Juárez y después viajé a Leones”, comenta entusiasmada mientras planifica su regreso a la Capital Nacional del Trigo para celebrar las bodas de oro de su reinado, este fin de semana.
María Isabel Oddo viene de una familia acostumbrada a los certámenes de belleza. En 1949, su tía Rina Demichelis fue elegida Reina del Trigo cuando la celebración triguera de Leones aún era una fiesta zonal. Rina (87) es hermana de su mamá y actualmente vive en Buenos Aires, según cuenta María Isabel desde Córdoba mientras interrumpe algunas tareas destinadas a preparar el festejo de 15 años de una de sus nietas y va planeando su regreso a Leones, entre recuerdos y cierta emoción.
-¿Cuándo fue elegida Reina Nacional y cómo fue ese momento?
-Llegué a Leones tres días antes de los actos centrales porque practicábamos todo, nos explicaban dónde teníamos que ir y qué teníamos que hacer. Yo me hospedaba en la casa de la familia de José Costa, que trabajaba para el Club. Me habían recibido tan bien. Él siempre me llevaba a todos los viajes, era el chofer del Club.
-¿Cómo fue la Fiesta de 1968?
-La noche de la elección, lo único que empañaba la fiesta era que estaba Juan Carlos Onganía (1914-1995), que en ese momento era el Presidente de la Nación. Ahora lo sentimos. En ese momento estaba… y estaba. A diferencia de otras veces, esa noche Onganía decidió quedarse. Por lo general, los presidentes venían a las fiestas, recorrían la exposición, participaban del desfile y luego se iban, pero en esa oportunidad Onganía se quedó con toda la comitiva.
Entonces, la gente organizadora puso a varios de esa comitiva como jurados de la elección.
Recuerdo que éramos un montón de candidatas, ya no contabilizo cuántas. Estábamos en dos hileras, de un lado y del otro del escenario que miraba hacia el natatorio y tenía una imponente fuente de agua. El escenario era precioso y cuando empezaban a decir los votos teníamos que dar un paso adelante y levantar la mano para mostrar quiénes éramos.
-¿Qué actividades desarrollaron esa noche, antes de la elección?
-Primero, desfilamos en las carrozas, una candidata por cada carroza. En mi caso, a esa misma carroza la trajeron luego a Cruz Alta para el recibimiento que me hicieron en mi localidad. Yo no volví enseguida. Al día siguiente de haber salido Reina Nacional, me quedé unos días en Marcos Juárez de una familiar y me dijeron que me avisarían cuándo podía volver a Cruz Alta porque estaban preparando el festejo. Me recibió el intendente con la banda de música y de ahí, con la carroza, me llevaron hasta la punta del pueblo donde hay un club y me pasearon (risas). Aún hoy hay vecinos que recuerdan ese momento.
Durante la charla, María Isabel va reviviendo cada detalle de esa celebración de 1968 mientras le van surgiendo diferentes sensaciones, entre recuerdos. “Tengo inolvidables recuerdos de esos momentos, especialmente de mis padres que estaban felices, orgullosos”, dice emocionada. Y asegura: “Son cosas que una no las olvida jamás. Ahora se las cuento y se las comparto a mis nietos”.
-Tras su elección, ¿cuál fue su actividad oficial como soberana?
-Viajé todo el año. Fiesta que había, fiesta a la que me llevaban: Córdoba, Buenos Aires, San Genaro en Santa Fe, La Pampa, Villa Huidobro. Después, uno de los premios era un viaje a Mar del Plata, así que me llevaron junto a mis padres. Nos fueron a buscar y después nos dejaron en Cruz Alta. Los recuerdos son maravillosos.
-¿Cómo siguió su vida luego del reinado?
-Antes, con 18 años era muy distinto. A mí me llamaron para viajar a Buenos Aires. Allí hice fotonovelas en la revista María Rosa. Pero eso nada más, porque mis padres no me dejaban quedarme, yo era muy chica.
A mi esposo lo conocí después. Pedro era viudo, él se había casado con una chica sabiendo que estaba enferma de cáncer. Se casó sabiendo que ella, lamentablemente, no iba a vivir por mucho tiempo.
Yo conocí la historia y me enamoré. Después, pasaron los años. Él enviudó y venía a la confitería de aquí, de Cruz Alta. Nos conocimos, comenzamos a salir y entonces surgió lo nuestro, que hoy se traduce en una hermosa familia. A mí muchos me decían por qué no decidí irme, pero seguramente no tendría ni la familia, ni los hijos ni el esposo que tengo hoy.
-A partir de todos estos recuerdos ¿cuál es su mensaje para las candidatas 2018?
-Que aprovechen y que disfruten porque es una experiencia única, un recuerdo inolvidable. Recuerdos que ahora los comparto con mi familia, especialmente con mis nietos. Ese recuerdo queda impreso para siempre, yo aún hoy me encuentro con vecinos que me comentan detalles, anécdotas y así fueron pasando 25 años, 30… y hoy tengo que decir que ya son 50 años.
Entre risas, mientras sigue recordando, María Isabel se detiene un momento emocionada y reflexiona: “Los años pasan, pasan un montón de cosas porque uno también va perdiendo amores como los padres. Sin embargo, es parte de la vida, es así. Hasta las arrugas son parte de nuestras vidas. Lo importante es lo que se lleva dentro de uno mismo, y eso no tiene arrugas”.
El informe completo es gentileza de "Nuevo Día" Leones.
